Olvidar es de cobardes. Los recuerdos corren a tu alrededor, te rodean, se acumulan, chocan contra ti y dependiendo de lo fuerte que seas tú o sean ellos, caerán ellos o tú. Tú caes y te recuperas. Ellos caen y los recuperas al tiempo, reconstruyendo fotos amarillentas como si fueran puzzles y después del rompecabezas te preguntas por qué olvidaste si en realidad eras feliz, pero sin nostalgia porque ahora también lo eres y sin tener que esforzarte en reconstruir tus pedazos, ni en recordar. Recordar es de valientes.
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